¡¡¡ Hola amig@s !!!. Ha llegado la temporada de recoger tomates y pimientos en nuestros huertos, pero también llegan las enfermedades y plagas que intentan arruinar nuestras queridas y esperadas cosechas.
Hoy no vamos a hablar del mildiu, ni de la mosca blanca, sino de una malformación que sufren estas hortalizas, llamada podredumbre apical o también mal de la peseta, blossom-end rot (BER), botana, etc.
Este mal o fisiopatía afecta a muchas verduras y hortalizas, pero es más significativo en tomates y pimientos, y en menor medida a berenjenas y melones, pudiendo llegar a arruinar muchos kilos de ellos, o cuanto menos depreciar su valor, su calidad y vistosidad.
La podredumbre o necrosis apical, podemos definirla de una forma simple como la alteración en la absorción y transporte del calcio desde las raíces a los frutos. El calcio es necesario para el crecimiento normal de las células, así que al haber más exigencia en este elemento que lo que se puede suministrar, los tejidos se descomponen.
Se manifiesta en principio como una zona deshidratada y que se hunde en la zona apical, aparece una zona marrón, que se puede ir volviendo negra y extendiendo hasta llegar a cubrir la mitad del fruto. Este cambio de marrón a negro se dará a medida que los hongos fitopatógenos van colonizando esta zona, pudiendo llegar a destruir totalmente el fruto.
La aparición de este mal, se puede achacar a varias causas o factores ambientales, desde la falta de calcio en el suelo, el estrés hídrico, factores como ola de calor con una humedad relativa baja y viento fuerte que provocará una elevada transpiración de la planta y por tanto el flujo del agua y el calcio será mayor en las hojas frente a los frutos; también por humedad excesiva en invernaderos y baja transpiración, alta salinidad, crecimiento muy rápido, características genéticas de la variedad, etc.
Dado que esta fisiopatía no tiene remedio una vez que afecta a los frutos, debemos centrarnos en prevenirlo o corregirlo para que los siguiente que vayan saliendo no se vean afectados. Para ello podemos efectuar algunas de las siguientes acciones:
- Si es un suelo deficiente en calcio deberemos añadirle cal agrícola (es recomendable efectuar previamente un análisis de suelo). Aunque también podemos utilizar harinas de pescado, leche, etc., si no es muy grande nuestro huerto.
- Efectuar riegos regulares y en cantidad adecuada a cada etapa de crecimiento y desarrollo de planta y frutos, sobre todo si el suelo es pobre en calcio.
- No encharcar el terreno, pues si se pudren las raíces tendremos el mismo problema pero por diferente motivo.
- Las variedades con menor número de tabiques internos son menos propensas a contraer este mal, que las que tienen 4 o más tabiques.
- No excedernos en el aporte de nitrógeno al suelo para que la planta no crezca muy rápidamente.
- Ver que variedad no padece esta fisiopatía para plantarla en lugar de las que si la sufre.
Como experiencia personal de este tema, mencionaros que todos los años tengo algunas tomateras con este problema, aunque no afecta a todos los tomates de las mismas; y que a otras tomateras hermanas de semillas de éstas y en idéntica forma de cultivo no les afecta este mal. Tampoco afecta a los tomates cherry, porque aquí el tamaño si importa.
Con los pimientos suelo tener este problema en los primeros frutos de la temporada, y siempre en los lamuyos (gordos de asar), y daña a muchos, pero a medida que avanza el verano disminuye este mal. Esto lo achaco a que el sistema radicular no está totalmente desarrollado al principio.
Para finalizar os diré que no agrego nada al suelo, ni a las plantas, me limito a quitar los frutos afectados y dejo hacer a la Naturaleza.
Bueno compañer@s espero que esta entrada os sirva para aclarar un poco esta fisiopatía de tomates y pimientos, e intentar atajar o por lo menos minimizar los daños en los cultivos de vuestros huertos.
Hasta la próxima amig@s
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