viernes, 25 de agosto de 2017

Plaga de la mosca blanca.

PLAGA DE LA MOSCA BLANCA



Querid@s amig@s, vamos a hablar en esta entrada de otra de las plagas que nos pueden atacar nuestros cultivos o plantas ornamentales en las épocas cálidas y secas del año, y es la diminuta "mosca blanca"; si son pocos individuos  los que revolotean entre las hojas, no pasa casi nada, pero cuando se vuelven plaga, dejarán a nuestras plantas infectadas de virus que les producirán enfermedades.

Mosca blanca adulta
"Mosca blanca" es un grupo de insectos diminutos, de color amarillo pero recubierto el cuerpo y las alas de una secreción cérea de color blanca; son chupadores de la savia de las hojas, con la que se alimentan, pero que inoculan virus a las plantas en este proceso. Las especies que más daños causan en la Península son Bemisia tabaci, capaz de transmitir más de 200 virus diferentes, Trialeurodes vaporariorum, dañina principalmente en invernaderos, así como Aleurothrixus floccosus, que ataca los cítricos.
Normalmente las veremos volando entre las plantas, por lo que a la menor señal de puntitos blancos en las inmediaciones de nuestros cultivos deberemos revisar el envés de las hojas.

Este pequeño insecto mide 1,2 mm, tanto macho como hembra en estado adulto, aunque pasa por los siguientes estados: huevo, larva, pupa y adulto.
Las hembras ponen los huevos, normalmente en el envés de las hojas, aislados o en grupos irregulares o con forma de semicirculo. Estas pueden poner de 2 a 7 huevos diarios, dependiendo de temperaturas y tipo de planta.
Huevo
Cuando sale la larva del huevo, clava su aparatos bucal en la hoja y allí queda hasta completar su desarrollo.
El tiempo desde huevo a adulto depende de la temperatura y de la planta de cultivo, estando comprendido entre 16 y 25 días a temperaturas de 25 a 30 grados C.
Larva
Pupa












Aunque no es gran volador, pues su desplazamiento puede ser de unos dos metros por día, los vientos pueden hacer que pasen de un cultivo a otro en poco tiempo, así como el transporte de plantas infectadas por este insecto.

Este insecto perjudica principalmente a los cultivos en invernaderos y en los de verano al aire libre, como melón, sandía, calabaza, pepino, calabacín, etc., también en tomate, pimiento, berenjena, judía; siendo muy graves en esta zona los ataques en el algodón.

Los daños que esta plaga causa en los cultivos pueden ser de varios tipos, como el debilitamiento de la planta al succionar la savia y que le produce a esta deshidratación, detención del crecimiento y disminución del rendimiento; también la aparición de negrilla (cladosporium sp.) por las secreciones de melaza, produciendo este hongo asfixia vegetal, dificultad para la fotosíntesis, mala calidad en frutos, etc. Pero lo peor son los virus que transmiten, como son entre otros, el virus del rizado amarillo del tomate o virus de la cuchara, y el virus del amarilleamiento del melón.

La mosca blanca tiene un gran número de enemigos naturales, siendo atacadas o parasitadas, en la zona sur de la Península Ibérica, entre otros por:
  • Eretmocerus sp.- Esta avispilla parasita principalmente a las pupas de mosca blanca. 
  • Orius spp.- Chinche depredadora principalmente de huevos de mosca blanca.
  • Chrysoperla carnea.- La larva de este insecto es un gran depredador de plagas.
  • Macrolophus caliginosus.- Voraz depredador de mosca blanca. Abundante y frecuente en plantas de porte herbáceo.
  • Nesidiocoris tenuis.- Chinche depredadora. Aunque puede picar, en caso de falta de presas, los tomates.
  • Amblyseius swirskii.- Este ácaro es un gran depredador de huevos y larvas de mosca blanca.
Eretmocerus sp.
Orius spp.

Larva de chrysoperla
Macrolophus caliginosus



Nesidiocoris tenuis
Amblyseius
El uso indiscriminado de insecticidas contra esta plaga ha terminado matando a muchos de sus depredadores naturales, y creando en la mosca blanca resistencia a dichos productos químicos.

Obviando los productos químicos de síntesis en la lucha contra este pequeño insecto, podemos emplear trampas cromáticas adhesivas, aunque este sistema es más útil para muestreo de insectos que para acabar con una plaga; también podemos emplear hongos entomopatógenos, que penetran en el cuerpo de adultos y larvas de mosca blanca y las matan, colonizan el cuerpo para luego emerger y esporular cuando se den las condiciones ambientales favorables y volver a desarrollarse. Estos hongos  son Verticillium lecanii, Beauveria bassiana y Paecilomyces fumosoroseus, principalmente; aunque su aplicación hay que realizarla en condiciones ambientales precisas para que sean efectivos.

También existen productos autorizados para la lucha en agricultura ecológica que podemos emplear, como azadiractina (aceite de neem), piretrinas (Chrysantemum cinerariafollum), cuasia (Quassia amara), sal de potasio (jabón suave), aceite de parafina, etc., que son productos naturales y se degradan en cuestión de horas, volviéndose inocuos. El problema es que pueden causar daños a los depredadores de las plagas.

Además de lo anterior, podemos emplear para combatir a la mosca blanca productos de fabricación casera, siempre y cuando sea un pequeño ataque o esté muy localizado, como ajo machacado y diluido en agua, maceración de ruda, infusión de ajenjo, etc.; cuyas preparaciones están más que difundidas por la web.


Bueno amig@s, para finalizar deciros que hay que proteger y conservar a los insectos depredadores y parasitoides de la mosca blanca, que han sido desde tiempos remotos los que han regulado su numero en perfecta armonía de cazador-presa, hasta que se emplearon en los años cincuenta del siglo XX los insecticidas a gran escala en los cultivos, matando a unos y a otros indiscriminadamente y rompiendo el equilibrio natural, con la salvedad de que la presa, en este caso la mosca blanca, se hizo con el tiempo resistente a los insecticidas, convirtiéndose desde entonces en un gran problema para la agricultura.


Hasta la próxima compañer@s



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viernes, 18 de agosto de 2017

Cultivo de la Calabaza.

Calabazas roteñas.

LA CALABAZA





     Estimad@s compañer@s y amig@s, quiero hablaros en esta entrada de una de las cucurbitáceas más grandes que podemos sembrar en nuestros huertos, y es la calabaza, en sus múltiples variedades y tamaños.

La calabaza (cucurbita spp.) es una planta  que procede de América, desde donde se trajo a España y luego pasó a toda Europa.

Para empezar, hay que decir que este cultivo nos ocupará una buena parte del terreno de nuestro huerto, por su gran desarrollo foliar y de tallos; es una planta rastrera, aunque algo trepadoras (según la variedad) y es anual.

Hay varias especies de cucurbitas, entre las que destacamos la cucurbita máxima, que es la calabaza propiamente dicha, después tenemos la cucurbita moschata, cuya representante más cultivada aquí es la calabaza cidra ó cabello de ángel, y la cucurbita pepo, que es el calabacín. Estas son las que más se cultivan en Europa, aunque también están la cucurbita ficifolia, más cultivadas en zonas tropicales y zonas elevadas y clima fresco, y la cucurbita argyrosperma que es la menos difundida fuera de América.

Las variedades y sus nombres, son múltiples, por lo que merecen una entrada aparte.

Flor hembra
Las calabazas tienen hojas anchas y con pelillos, aspera al tacto, los tallos son largos y cilíndricos, con pelillos y zarcillos. Las flores son amarillas-anaranjadas, que nacen de las axilas de las hojas y se encuentran masculinas y femeninas en la misma planta.
Flor macho


Los frutos de la calabaza (c. máxima) son alargados u obalados, acostillados y rugosos, mientras que los de la cidra (c. moschata) son redondeados, lisos y verde con manchas blancas.


La tierra que más le conviene a este cultivo es  la fresca, con abundante materia orgánica, suelo franco y profundo, aunque se puede cultivar en cualquier tipo de suelo; siendo el menos recomendado, sobre todo para la moschata, el suelo pesado, pues le puede producir asfixia radicular y el exceso de humedad le afecta negativamente.
El PH deseable estará comprendido entre 5,5 y 6,5.

Las calabazas responden muy bien a la incorporación de estiércol en el suelo, dando lugar a grandes frutos.
Tolera medianamente la salinidad.

En cuanto a temperaturas, estas plantas necesitan bastante calor para su buen desarrollo, no gustándole para nada el frío, que paralizará su crecimiento. La temperatura óptima estará comprendida entre 32 y 37 grados C. para la c. máxima y algo más para la c. moschata.
También es importante una humedad ambiental bastante alta (60 al 80%).

Para plantar las semillas de calabazas de forma directa en la tierra, primero desmenuzaremos el terreno, quitando las malas hierbas y formando cuadros de siembra (eras) donde haremos, con bastante antelación, hoyos de 30 cm. de profundidad y enterraremos estiércol muy hecho, luego volvemos a poner la tierra. Al tiempo, sobre el mes de marzo (abril o mayo en zonas más frías) enterraremos en cada golpe 4 o 5 semillas, ligeramente, distanciando cada golpe 2 metros, y caso de no prever lluvias, pues regaremos los hoyos. 

Para que germinen las semillas con más rapidez, antes de plantarlas las tendremos de 24 a 48 horas metidas en un paño húmedo. Las plantas nacerán en 5 a 7 días, si las temperaturas nocturnas son de 10º y las diurnas de algo más de 25º. Cuando tengas las plantitas varias hojas verdaderas haremos un aclareo, dejando una o dos por golpe.
También podemos sacar plantones de calabazas, para pasarlas a tierra cuando tengan 3 o 4 hojas verdaderas.

La siembra ha de realizarse en un lugar a pleno sol, aunque algunas especies agradecen un poco de sombreado.

Además del aclareo, tendremos que realizar algunas labores como son el aporcar un poco la planta después del aclareo, escarda para quitar algunas malas hierbas y aunque no se suele hacer, algunos le efectúan a la planta una poda o despunte a partir del tercer nudo para mejorar su fructificación, así como el aporcado de tierra en los nudos fructificados. También es una buena medida poner una cama de paja bajo las calabazas para que no toquen el suelo, y cortar el tallo por encima de la calabaza para que esta engorde más.

El riego de las calabazas ha de ser moderado, caso de falta de lluvias, para mantener en todo momento el suelo fresco. Una vez que comienzan a salir frutos es más necesario regar, y sobre todo cuando hacer mucha calor hay que empapar bien el suelo, pero cuidado con los excesos que pueden provocar enfermedades fúngicas.

Las plagas y enfermedades no suelen se graves en este cultivo dado su gran rusticidad, aunque tenerlas las tienen, producidas principalmente por hongos, como pueden ser:
  • Oídio.- También llamada blanquilla, que es la más común en estas plantas. Este hongo necesita poca humedad para germinar y expandir sus esporas a partir de 16ºC. Las hojas se cubren de blanco y termina matándolas, con lo que se detiene el desarrollo del fruto. Preventivamente se puede emplear algún producto fungicida.
  • Mildiu.- Ataca a las hojas, que se tornan amarillo-parduzca.
  • Botritys.- Que ataca hojas, tallos y frutos. Manchas húmedas con vellosidad gris.
  • Mosaico.- Un virus que suele ser propagado por pulgones. Decoloración en los nervios de las hojas con banda negruzca.
La planta puede verse afectada también por pulgones, al principio del cultivo y por mosca blanca, durante el verano.
La recolección de calabazas se puede empezar a efectuar a partir del cuarto mes de plantación, aunque el fruto no estará totalmente maduro ni las semillas hechas. Lo normal es esperar a que la corteza esté dura (otoño) y cortarla con un trozo de pedúnculo, la dejaremos en un lugar fresco, seco y a la sombra y tendremos calabazas hasta la próxima siembra.

En cuanto a valor nutricional, la calabaza es rica en vitaminas A y C, principalmente, además nos aportará a nuestro organismo Potasio y Fósforo, además de Calcio, Magnesio, Sodio, etc.


Bueno compañer@s, como siempre, espero que os sirva esta entrada como ayuda para cultivar calabazas en vuestros huertos, siempre y cuando dispongáis de un poco de terreno dado el gran desarrollo vegetativo de esta planta, y que no dará apenas problemas para su cultivo. 



Hasta pronto amig@s

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