sábado, 27 de febrero de 2021

Diente de león.

 DIENTE DE LEÓN



     Hola amig@s, aquí estamos una vez más para hacer una nueva entrada al blog. En esta ocasión vamos a hablar de una planta silvestre muy característica por su preciosa flor amarilla y sus hojas en forma de dientes afilados, y me refiero como no al diente del león, conocida también vulgarmente con los nombres de amargón, meacamas, achicoria amarga, taraxacon, cardeña o lechuguilla, entre otros. 

Esta planta perenne cuyo nombre científico es Taraxacum officinale, es de la familia de las compuestas, prima de la margarita, y procedía originariamente de Europa y Asia, pero hoy en día está muy difundido por casi todas las zonas del mundo. 

El diente de león es una pequeña planta, cuya altura suele ser de unos 10 a 50 cm., sus hojas verdes están muy dentadas (las hojas jóvenes pueden no tener esta forma) y acostadas o algo levantadas sobre el suelo. La raíz es cónica y recta. Desde febrero o marzo comienza a echar flores de color amarillo (hermafroditas) en el extremo de un pedúnculo largo y recto, que no se ramifica ni echa hojas, como otras plantas parecidas. La flor cierra al poco tiempo y se formará una pequeña bola plumosa formada de los frutos y sus vilanos. Los frutos son unos aquenios fusiformes de un color pardo-rojizo que serán transportados por el viento gracias a los vilanos.

Le gusta vivir en prados o bosques claros de arbolado, campos de labor, cunetas de carreteras, bordes de caminos, etc., y podemos encontrarlos hasta los 2.000 metros de altitud.

Requiere zonas soleadas, aunque puede soportar algo de sombra, temperaturas moderadas y suelos algo húmedos y nitrificados. El pH óptimo está comprendido entre 4,5 y 7.

Hace algo más de un año planté en un tiesto unas cuantas semillas biodinámicas de diente de león que compré y por fin en este mes han florecido y podré recolectar un montón de aquenios para posterior siembra en mi huerto.

En cocina, esta planta se ha utilizado principalmente sus hojas, antes de la floración, para consumirlas en ensaladas o salteadas aunque están algo amargas, por lo que se suelen escaldar (blanquear) o trocear y meter en agua fría unas horas, así pierden parte de su amargor. También se consumen las flores, utilizando sus pétalos para colorear y dar sabor a ensaladas. Los botones florales se recogen antes de que se abran y se encurten igual que las alcaparras. Con la raíz, troceada y desecada, podemos hacer un sucedáneo del café, igual que con la raíz de la achicoria común.

El interés en la ingesta de esta planta radica en la cantidad de proteínas, azúcares, vitaminas y minerales que nos aporta en mayor cantidad que muchos alimentos de los que nos ofrece la industria alimentaria. Por ejemplo, el diente de león tiene más cantidad de vitamina A que la quinoa o el jugo de zanahorias, más vitamina C que la espinaca o el repollo, más hierro que la espinaca o acelga (superando a leche y carne), mayor contenido en calcio que la leche o el kale, más calorías que la leche o el queso crema, y nos proporciona casi las mismas proteínas que la leche. Lo ideal es comerla lo más cruda posible, a fin de evitar la pérdida de vitaminas y minerales durante la cocción, pudiendo comerlas en ensaladas, revueltos, licuados, etc.

En la medicina tradicional, el diente de león se ha utilizado desde hace siglos y se tiene constancia en escritos árabes de la Edad Media, donde se le atribuían propiedades coleréticas (producción de bilis) y colagogas (eliminación liquido de la vesícula biliar), por tanto se empleaban para las enfermedades del higado y bazo. También es depurativa, laxante suave y abre las ganas de comer, además es antiinflamatoria, hipoglucemiante y antiviral.

A pesar de que existen pocos estudios en humanos, si que se han demostrado sus propiedades hepatoprotectoras en experimentos en ratas con hepatitis.

Se le considera como planta muy segura y no tiene toxicidad en dosis normales, pero su empleo está contraindicado en caso de obstrucción de vías biliares o del tracto intestinal, inflamación aguda de vesícula biliar y úlceras pépticas. No es conveniente utilizar esta planta durante el embarazo y lactancia por falta de datos sobre su empleo en estos casos.

Para hacer una decocción con esta planta podemos utilizar raíz y hojas desecadas, añadiendo dos cucharaditas por taza de agua hirviendo, dejar un par de minutos antes de apagar. Dejar reposar 15 minutos, colar, endulzar y tomar un máximo de 3 tazas al día.

Bueno compañer@s, espero os resulte útil esta entrada para identificar esta magnífica planta silvestre, pero que también podemos cultivar en nuestro huerto para nuestro consumo dado el gran valor que posee para nuestro organismo, además de poseer unas flores preciosas que nos alegrarán la vista.

Hasta pronto y cuidaros mucho.

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domingo, 14 de febrero de 2021

Lucha biológica contra la Procesionaria del Pino.

LUCHA BIOLÓGICA CONTRA PROCESIONARIA DEL PINO Y ORUGA DE LOS PRADOS



     Hola de nuevo amig@s. En este pasado y frío mes de enero se me ha llenado el huerto de procesionaria del pino, llamada científicamente Thaumetopoea pityocampa, así como de orugas de los prados (Ocnogyna baetica) que por estas fechas y latitudes muchas están en el suelo creciendo y alimentándose de plantas silvestres, pero también de casi todas las plantas que tengo sembradas.

Estos insectos son unas polillas, que ponen sus huevos en las acículas de los pinos en el caso de la procesionaria, y que al nacer irán formando una bolsa con hilos de seda donde se refugian juntas un gran número de ellas, y en telas como de araña en plantas las orugas de los prados, cuando son pequeñas, luego se dispersan. Estas orugas pasan por cinco estadios con cuatro mudas, y son muy gregarias. Las orugas de los prados no son urticantes, pero la procesionaria a partir del tercer estadio ya poseen los pelillos urticantes con los que se defienden de sus depredadores o cuando se las molesta. Por último buscan un lugar en el suelo donde se entierran y forman una crisálida de color castaño-rojizo, donde puede permanecer desde unos meses hasta 4 años, de donde saldrá una mariposa.

En zonas frías, nacen las orugas en el mes de agosto, y se entierran en marzo o abril, y en zonas más cálidas, como pasa por aquí, las orugas nacen en septiembre/octubre y se entierran en febrero o marzo, atacando durante estos meses las acículas de los pinos la procesionaria y la oruga de los prados no dejan pasar la ocasión de comerse todo tipo de plantas que encuentran a su paso, ocasionando un gran destrozo en los huertos de zonas cálidas donde existen cultivos en esta época invernal.

Además de hacer daño desfoliando pinares y cultivos, la procesionaria ocasiona un riesgo graves para la salud en las personas, el ganado y animales de compañía a causa de sus pelos urticantes, provocando reacciones alérgicas irritando la piel con sarpullidos en zonas del cuerpo que no tengamos cubierta, sobre todo en el cuello y bazos, y que durante mi vida he experimentado en varias ocasiones, pero incluso llegando a producir irritación de ojos y problemas respiratorios muy graves en algunas personas. En perros que han tocado con su boca a estas orugas se les ha tenido que amputar la lengua para poder salvarlos.

Estos insectos (polillas y orugas) son depredados en la naturaleza por otros seres que habitan los bosques y pinares, siendo algunas aves como el herrerillo, el carbonero y la abubilla, mamíferos como el murciélago y el lirón careto, además de otros pequeños insectos como hormigas y avispas, pero como las poblaciones de estos animales cada día son menores, sobre todo en entornos castigados por el ser humano, se ha roto el equilibrio natural y las poblaciones de procesionarias han aumentado enormemente, teniendo que ser combatidas con productos químicos, feromonas, rompiendo los bolsones manualmente, etc.

Como comentaba al principio de esta entrada, he sufrido este año en mi huerto un gran ataque de orugas de los prados y algunas procesionarias del pino, aunque en los dos últimos años ya había tenido alguna presencia de ellas, poca cosa, pero este si que he tenido un gran embate, sobre todo en plantas de alcachofas, lechugas, rábanos, remolachas, coliflores, nabos y puerros, por lo que me he visto forzado a combatirlas de forma biológica con "bacillus thuringiensis" para salvar lo que pudiera de mis pobres cultivos.

Deciros que hice una primera aplicación con este producto por la zona donde estaban entrando desde la parcela vecina, y a los dos días tenia limpia de orugas las plantas, pero dado que este producto dura muy poco tiempo sobre los cultivos desde su aplicación, y menos aún si llueve cada pocos días, se volvió a llenar de orugas toda mi parcela, teniendo que hacer una segunda aplicación y de una forma total sobre todos los cultivos, dada la cantidad de orugas que llegaron. Aunque no terminé con todas, si que reduje en un gran número la población de orugas en mi huerto, y gracias al aumento de temperatura de este pasado mes de febrero cada día se veían menos y pude salvar gran parte de lo cultivado.

Para terminar quiero explicaros para el que no conozca el "bacillus thuringiensis", que este plaguicida biológico se utiliza desde hace un siglo (aislado en 1913). Es una toxina que se extrae de una bacteria que habita en el suelo, que se activa en el aparato digestivo de las larvas de algunos insectos al ingerir las plantas tratadas, sin efectos para otras especies como son los depredadores de estas.

Bueno amig@s, espero que os sirva esta entrada para aquellos que sufráis un ataque de estas orugas y podáis combatirlas con este bacillus, sin tener que recurrir a productos químicos de síntesis, que no solo destruyen estas orugas sino a otros animales que nos ayudan a combatirla, acrecentando el problema en años sucesivos. 

Todo esto nos debe hacer reflexionar y ver que las plagas que sufrimos en el campo y nuestros huertos no son más que desequilibrios que se provocan entre presa y depredador, sobre todo por la salvaje  intervención humana que hacemos en el medio ambiente que nos rodea.

Hasta pronto y cuidaros mucho. 

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