miércoles, 21 de diciembre de 2016

El Membrillo.

EL  MEMBRILLO



Estimad@s amig@s, quiero en esta nueva entrada hablaros de otro de los frutales característico de mi tierra: el membrillo (cydonia oblonga), que en otros tiempos era muy normal verlos en huertos, jardines, corrales, caminos o taludes aguantando la tierra, pero que de unos años acá está casi desaparecido. Yo tenía uno en el huerto, pero sufrió un ataque de barrenillos y el viento fuerte de levante lo fue partiendo.

Este frutal, procede del Asia Menor, habiéndose cultivado en la antigua Babilonia. Los griegos lo consagraron a la diosa Afrodita y los romanos a Venus, representada con un membrillo en su mano derecha, simbolizando por tanto la fecundidad y la fertilidad.

El membrillo se desarrolla bien en clima templado-cálido y con inviernos largos con algo de frío, y con muchas horas de luz.
En cuanto al suelo, no es exigente, puede sembrarse en terrenos fértiles como pobres, siendo ideal con un ph neutro/ácido. Presentando en suelos calizos problemas de clorosis férrica.

Tiene una altura máxima de unos 6 o 7 metros, de crecimiento lento pero es longevo, tronco y ramas color marrón y con gran densidad de hojas y ramas, con flores de pétalos blancos y anchos, que se abrirán a finales de marzo o primeros de abril.
En cuanto a variedades de fruto existen unas treinta; aunque en muchas zonas de Andalucía siempre se decía que existían el membrillo y la gamboa (o zamboa), cuya diferencia es el tamaño mucho mayor de esta última y su carne algo más blanca y jugosa. También hay variedades ornamentales, que no dan fruto.

Este frutal resiste bien la falta de agua, aunque conviene efectuarle riegos regulares y sobre todo durante la floración y cuajado del fruto. Nunca encharcar el terreno.
Siendo un árbol que necesita pocos cuidados para prosperar y no da preocupaciones ni gastos, nos obsequia a cambio, con una gran cantidad de fruta para nuestro consumo.

En cuanto a poda, no es muy exigente ni se le debe tocar mucho; limitándonos a quitar chupones de la base y ramas entrecruzadas o dañadas. Esta labor deberemos realizarla a la caída de las hojas.
Para reproducirlo lo mejor es por esqueje, clavando en el suelo una estaca sacada de una rama o de un chupón de su base, a principios de primavera. También podemos reproducirlo de semilla, pero suele servir de porta-injerto de peral o manzano.

Las principales plagas que afectan a este árbol son, los pulgones, carpocapsa, mosca de la fruta, y al tronco y ramas algún barrenillo.
Las enfermedades más comunes pueden ser por hongos, como la roña o moteado, que ennegrecen hojas y frutos y la botrytis cinerea o moho gris.

Su fruto, el membrillo, es de forma redondeada de color verde con una pelusilla suave (pruina) al principio y luego amarillo-dorado cuando está maduro, allá a mediados de septiembre. Su carne, que se oxida rápidamente al cortarla, es blanca, jugosa, un poco dura y un tanto aspera, por lo que sólo algunas variedades se pueden comer cruda, siendo la mayoría de su producción para elaboración de compotas como la  carne de membrillo y mermeladas. 
Esta fruta aguanta en perfecto estado, durante bastantes días si la guardamos en frigorífico.

Su consumo gracias a la cantidad de fibra y taninos que posee es bueno para la digestión y previene los trastornos gastrointestinales, siendo estupendo como aperitivo y como estimulante gástrico y hepático.
El agua de la cocción del membrillo con azúcar, canela y clavo es un gran remedio contra las diarreas.
Como expectorante contra la tos, bronquitis, asma y resfriados, es bueno comerlo asado, o tomar cocimiento de sus semillas.


Bien amigos, aquí dejo por hoy de hablar de este estupendo árbol frutal, que ha caído en desgracia como la higuera, el granado, el níspero y algún otro que gozó en anteriores épocas de mejores momentos en nuestros huertos y campos.

Hasta pronto y cuídense.




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