domingo, 7 de junio de 2020

El Salsifí.

EL SALSIFÍ






     Estimad@s compañer@s, hoy vamos a tratar de otra de las plantas silvestre que crecen aquí en mi huerto y los alrededores, que se consumió bastante en otras épocas, y aunque hoy en día se sigue consumiendo, es desconocida para muchos; esta maravilla se llama salsifí (Tragopogon porrifolius) o barba cabruna como se la conoce vulgarmente.

El género Tragopogon incluye unas 70 especies, distribuidas por la zona mediterránea, Europa y parte de Asia templada, aunque en esta entrada hablaremos solo del T. porrifolius por ser éste el auténtico salsifí.

Esta planta es de la familia de las Asteraceae (por su flor en forma de estrella), pudiendo alcanzar una altura de algo más de 1 metro cuando florece. Es bienal, con hojas verdes finas y largas formando una roseta central; floreciendo de abril a junio en el segundo año, con tallos erectos donde se abrirán unas flores de color violeta o morado, que al fructificar darán lugar a una especie de bolas plumosas de más de 10 cm. de diámetro, donde se desarrollarán los aquenios fusiformes (o cipselas) con un vilano en la punta para volar y desplazarse con el viento para conquistar nuevas tierras. Tiene una raíz napiforme de entre 20 y 30 cm., carnosa, de color amarillenta por fuera y blanca por dentro, que es comestible.

Podemos encontrarla por casi toda la Península Ibérica y suelen vivir en campos baldíos, jardines, bordes de los caminos, praderas, etc. Se cultivó durante siglos, hasta que fue desbancado por el de la Escorzonera (Scorzonera hispánica)* o salsifí negro, más productivo y con carne menos fibrosa.

El salsifí, prácticamente no se cultiva ya en España, aunque se recogen todavía los silvestres para consumo humano; cultivándose aún en el norte de África, mediterráneo oriental y algunas zonas de Europa.

Para cultivarlo en nuestro huerto, lo mejor es disponer de un clima templado, con exposición totalmente soleada, y aunque no es muy exigente en cuanto a suelos, si que prefiere los profundos, mullidos y sin piedras o gravas para que las raíces no se bifurquen y se acorten; además que sea fresco y con aporte de materia orgánica como estiércol pasado, y que drene muy bien.

La época idónea para su siembra será finalizando el invierno, y en zonas más templadas en otoño cuando ha pasado el calor veraniego. Plantaremos en líneas separadas a unos 30 cm. unas de otras, y una distancia entre golpe de unos 10 cm., enterrando entre 1 y 2 cm. de profundidad cada semilla y mantendremos bien húmedo el terreno. La germinación se producirá entre 12 y 15 días.

En cuanto al riego, lo realizaremos obviamente en cuando veamos que el suelo comienza a secar en caso de falta de lluvias, así aseguraremos que engorde la raíz. Esta planta tolera la sequedad del terreno, pero su parte subterránea quedará fina y fibrosa.

La enfermedad y plagas más comunes que esta planta puede padecer son la roya blanca, así como ataques por nemátodos y pulgones, aunque como planta silvestre que es, resiste casi todo.

Las labores que deberemos realizar durante el cultivo serán las escardas para eliminar malas hierbas, así como el corte del tallo floral, si se produce, para evitar que la raíz se ponga dura y fibrosa, optando algunos por arrancar y desechar toda la planta directamente en este caso. Si queremos recoger semillas, dejaremos varias plantas sin recolectar y al segundo año emitirá su tallo floral. Las semillas de esta planta tienen un limitado poder germinativo de no más de 2 años.

Desde la siembra a la recolección deben pasar al menos 7 meses para que la raíz adquiera un tamaño adecuado. Para extraerlas, haremos una zanja junto a las plantas para sacarlas enteras, las lavaremos bien de tierra y cortaremos la parte aérea, dejándole 2 o 3 centímetros de tallo para que no pierdan látex.
La recogida se puede realizar escalonadamente, a medida que las vayamos consumiendo.

En cocina, se pueden emplear las hojas basales y los tallos jóvenes, con un ligero sabor a espárragos, en ensaladas y sopas, pero es su raíz, con textura carnosa y sabor a nuez u ostras, lo que más se emplea de la planta, aunque también sus capítulos florales antes de abrir son comestibles.
La raíz hay que limpiarla muy bien y quitarle las barbas, a continuación se cuece durante unos 40 minutos para que no sea indigesta y le quitaremos la piel, pudiendo emplearse en guisos, sopas, purés, salteadas, etc., y hasta frita, cortada en finas lonchas.

El consumo de esta planta nos proporcionará fibra y carbohidratos, asimismo contiene vitaminas C y muchas del grupo B, y minerales como potasio, fósforo y calcio, principalmente.
Se ha utilizado en medicina popular por sus propiedades depurativas y laxante, antiinflamatoria, hipotensora, etc.

Bueno amig@s, espero que os guste la entrada sobre esta vieja verdura, desconocida para algunos y borrada de los cultivos de nuestros huertos desde hace muchos años, pero que está resurgiendo gracias a la alta cocina como producto gourmet, que la ha puesto de moda desde hace ya unos años, y por ello se está recuperando su cultivo aunque solo sea de forma puntual por algunos horticultores a los que les gusta plantar "cosas nuevas".


                                   Disfrutad de vuestros huertos y hasta pronto.


          




* Aunque la Scorzonera hispánica, pertenece a la familia de las Asteraceae, no es del género Tragopogon.

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