lunes, 1 de abril de 2019

Cultivo de Cogollos de Tudela.

CULTIVO DE COGOLLOS DE TUDELA






     Hola amig@s. En esta entrada quiero mostraros y hablaros del cultivo de los cogollos de Tudela que he realizado en mi huerto este invierno, que se han dado maravillosamente, y que me he quedado con las ganas por no haber sembrado más, porque nos han sabido a poco; cosa que remediaré el próximo otoño/invierno pues voy a recoger las semillas de unas que he dejado en la tierra para que florezcan y así sembrar una buena cantidad.

Empecemos hablando un poco de estas pequeñas lechugas romanas, también llamadas variedad de grumillo, que son de color verde, hoja fuerte, cogollo apretado (no hace falta amarrar para que se acogolle), textura crujiente, jugosidad normal y un amargor débil.
La longitud de estas lechugas son de un máximo de 20 cm., siendo las de grumillo un poco menor, alrededor de 16 cm.; quedando los cogollos una vez limpios unos 4 cm. más pequeños.

Tradicionalmente estas lechugas se han cultivado en Tudela (Navarra) y alrededores, de ahí su nombre, zona hortícola con mucho prestigio en sus productos desde hace más de mil años, gracias a los limos y aguas del río Ebro, aunque hoy en día se cultivan en muchas zonas de España, pero la fama sigue siendo para las navarras.

Como el resto de lechugas, esta variedad gusta de un suelo ligero, arenoso pero con aporte de materia orgánica como compost o estiércol, siendo esto último lo único que añado a la tierra, antes de la siembra, para abonarla; y que drene bien. 
El PH óptimo está comprendido entre 6,7 y 7,4.

En cuanto a clima, es mejor fresco y con lluvias regulares, no soportando las temperaturas altas y la sequía, por lo que en mi zona costera gaditana tengo que cultivarlas desde el otoño hasta mediado de primavera, luego el calor las hace subir a la flor rápidamente.

A este cultivo le gusta la diferencia de temperatura entre el día y la noche. Puede soportar los 30º C. de máxima y hasta varios grados bajo cero, pero para crecer bien deben ser de 14 a 18º C. de día y 5 a 8º C. de noche. La luminosidad debe ser alta, por lo que los sembraremos a pleno sol en épocas frescas y un poco sombreado en verano.

Dado que tiene poco sistema radicular y superficial, necesita para su buen desarrollo una elevada humedad ambiental.
El riego deberemos de adaptarlo a la climatología, tipo de suelo y desarrollo del cultivo; caso de lluvias pues nos olvidamos de ello, pero si pasa como este año, que no ha llovido por aquí casi nada, pues con tocar el suelo veremos si está seco o tiene humedad, procediendo así a regar o no. Las reglas fijas no valen para nada, de hecho cada vez se usan más las sondas para medir la humedad del suelo en cultivos industriales.

Como es una lechuga pequeñita, podemos plantar más cantidad de ellas, o sea, más juntas que otras variedades. El marco de plantación normal será de 30 cm. entre plantas y 30 cm. entre filas.

Los plantones podemos adquirirlos en viveros o hacer un semillero con un mínimo de mes y medio de antelación a la fecha de siembra. Para plantarlas tendrán de 3 a 5 hojitas y mejor con cepellón, no utilizar plantas muy desarrolladas o con signos de enfermedad. Yo suelo plantarlos sobre pequeños caballones para facilitar el riego sin que se mojen las hojas.

Durante su cultivo daremos unas cuantas escardas para mantenerlas libres de malas hierbas, así evitaremos que las ahoguen, posibles contagios de enfermedades y competencia por agua y nutrientes. 

Estas lechugas tienen un ciclo vegetativo muy corto, así que dependiendo de factores climáticos y latitud, podremos tener varias cosechas al año, cuanto más al sur de la Península más tandas de lechugas podremos obtener en la temporada.

Las enfermedades que las pueden afectar son las mismas que al resto de sus hermanas mayores, como mildiu, esclerotinia, botrytis, oídio, septoria, alternaria y antracnosis, y además pueden ser atacadas por plagas como mosca blanca, pulgones, trips, minadores, gusano gris, y también caracoles, babosas y pájaros que las picotearán cuando son pequeñas. Como siempre os digo, si teneis que utilizar algún producto contra enfermedades o plagas, emplear los ecológicos o caseros para evitar daños al medio ambiente y a nuestra salud.

A la hora de recolectarlas sólo tendremos que tocar el cogollo y ver si está apretado y cortar con un cuchillo por su base, guardándolos cuanto antes en refrigerador para que conserve su tersura y sus cualidades alimenticias.

Para disfrutar de los cogollos, podemos prepararlos de múltiples maneras, como pueden ser con queso y anchoas y vinagreta, con aceite de oliva (virgen extra), sal y ajo, con salmón, con aguacate y piña, con ventresca de atún, o simplemente como acompañamiento en muchos platos, pero lo que no les pueden faltar son sus dos características obligatorias en boca que son: estar crujientes y tener un toque de amargor.

En fin querid@s amig@s, animaros a plantar estas lechuguitas en vuestros huertos para disfrutar con su cultivo y luego prepararlas como más os guste, porque son un verdadero placer comerlas y que hará correr la "dopamina" por todo el cuerpo. 😉😃


Hasta pronto y sed felices.

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